Érase otra Vez... Que viva el nuevo rey! 👑

En el lujoso salón del palacio, el rey dejó caer la copa de vino. El líquido tinto salpicó el mármol blanco. Sus ojos, firmes y decididos por naturaleza, se abrieron con terror al ver el rostro impasible de su hijo. En un giro brutal, el príncipe reveló su traición.

El rey aulló con desprecio, tambaleándose por la mesa como un animal herido. Sus fuerzas flaqueaban y, con un último esfuerzo, se desplomó al suelo.

El salón se sumió en un silencio sepulcral. El príncipe, con una sonrisa cruel, levantó su copa dorada. —¡Viva el nuevo rey! —exclamó.

Los nobles, aterrados, se inclinaron ante el nuevo soberano, quien había probado su ambición con sangre real. El palacio, testigo de la traición, se preparaba para un nuevo amanecer.

Moraleja: La ambición desmedida puede destruir incluso los lazos más sagrados.